jueves, 1 de septiembre de 2011

Pirineos 2011: Benasque - Aneto

Tercer año que consecutivo que acudíamos a nuestra cita con Pirineos. En esta ocasión cambiamos el bello entorno de Ordesa, por otro valle más al este, el de Benasque. Nuestro objetivo para esta visita es la subida al Aneto, pero eso dependerá de la climatología.

Como otros años usamos la cómodo autovía mudéjar para acceder a la montaña aragonesa, esta vez la parada técnica fue en Zaragoza.

Zaragoza, El Pilar
Después continuamos hasta Huesca, pero en lugar de seguir al norte hacia Sabiñánigo, buscando Torla y Ordesa, viajamos hacia el este, por Barbastro pasando por Campo y Castejón de Sos, hacía Benasque y su valle.

Llegamos a media tarde a un valle de montaña de gran belleza, pero muy distinto al que tenemos en la retina de la zona de Torla. La geología condiciona mucho el paisaje y aquí nos encontramos con suelos graníticos a diferencia de los calizos de Ordesa. La vegetación es menos exuberante, dominando claramente las coníferas, aún así tenemos delante vistas espectaculares.

Nada más llegar a Benasque buscamos la oficina de información turística para consultar el parte meteorológico local, nos dicen que el tiempo no va a acompañar durante nuestra estancia y que el mejor día para intentar la subida es el siguiente, así que no tenemos más remedio que acelerar los planes y programar el ascenso para las horas siguientes. Decidimos hacer noche en el refugio de la Renclusa, son principios de Septiembre y apenas hay montañeros que lo ocupen, además, así no es necesario que busquemos alojamiento definitivo esa tarde.

Dejamos todo el equipaje en el coche y montamos una mochila con lo imprescindible para el ascenso. En un comercio local dedicado a la montaña alquilamos los crampones necesarios para salvar el Glaciar del Aneto y nos ponemos en marcha, ya que la tarde está muy avanzada y aún tenemos un buen tramo hasta el refugio.

Conducimos unos 12 km desde el pueblo de Benasque hasta los Llanos de Hospital. El nombre de este lugar se debe al antiguo Hospital que fue construido allá por el año 1200 por los Templarios y los Caballeros de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta), llamados Hospitalarios. El objetivo de estas edificaciones era dar refugio a los peregrinos que atravesaban los Pirineos durante los crudos inviernos de la Edad Media. El edificio fue ampliado y mejorado sucesivamente durante más de 700 años hasta que tras la Guerra Civil fue definitivamente abandonado. Hoy día es un imponente hotel totalmente remodelado.
Llanos del Hospital
Dejamos el coche en el aparcamiento de los Llanos del Hospital donde hay una barrera que nos impide progresar, esperamos al autobús que atraviesa el Plan del Hospital y que nos tiene que llevar hasta el Plan de la Besurta, donde iniciamos la ruta a pie.

Esperando el Bus hacia la Besurta

La Besurta

Saliendo de la Besurta hacia la Renclusa

45 minutos más tarde y tras salvar unos 250 metros de desnivel por un zigzagueante sendero, llegamos al refugio de la Renclusa, prácticamente ha anochecido.



Nos alojamos en este bella y confortable instalación. Estamos prácticamente solos y dormimos de tirón. A las 7, ya preparados, dejamos la comodidad del refugio y comenzamos la ruta de ascenso.
Nuestro objetivo es seguir la vía clásica a través de los Portillones, para después cruzar el Glaciar del Aneto y alcanzar cumbre por el Collado de Coronas.

El sendero desde la Renclusa serpentea entre pastos y arbustos y lo hace con una fuerte pendiente desde el principio. Sorprendentemente me encuentro bastante bien y marchamos a buen paso, en cambio Juan parece algo entumecido a estas horas de la mañana. Es un espejismo, enseguida cambian las tornas y volvemos a la tónica habitual con Juan tirando de mi.

A las 8:45 estamos sobre el Portillón Iferior, en plena Cresta de los Portillones, que separa los glaciares de la Maladeta y el Aneto. Seguimos progresando hasta que a las 9:30 llegamos al Portillón Superior, un paso entre las peñas verticales que permite pasar hacia el sureste camino del Aneto. Una vez atravesado este impresionante paso, el sendero transcurre durante un tiempo junto a la cresta montañosa, para después irse adentrando hacia el glaciar. Progresamos sobre bloques graníticos algunos de dimensiones enormes que dificultan el avance. 

Portillón inferior

La Besurta desde la Cresta de los Portillones, arriba la Salbaguardia y el Portillón de Benasque

Glaciar de la Maladeta desde la Cresta de los Portillones

Portillón Superior

A las 11:00 estamos frente al Glaciar del Aneto y una importante disyuntiva se nos plantea. Nuestra planificación de la ruta se limita a un conjunto de fotos impresas con la ruta a seguir sobreimpresinada, algo que resultaría suficiente si las condiciones climáticas fuesen buenas, pero eso no sucede hoy, frente al glaciar sólo vemos una espesa niebla, no somos capaces de ver la Maladeta, ni los Picos Malditos, ni el Pico de Coronas, ni tampoco el Aneto. Así que no sabemos que dirección tomar en el glaciar y podríamos perdernos. 

Justo cuando estamos a punto de tirar la toalla y volver a la Renclusa, vemos la luz en forma de familia francesa. Frente a nosotros, un grupo de adultos y niños, se equipa junto con su guía para cruzar el mar de hielo, antesala del Aneto. Decidimos "acoplarnos"y rápidamente nos calzamos los crampones. 


Nos sentimos como esa pareja que sigue al grupo del museo para escuchar furtivamente las explicaciones del guía. La cordada sale y nosotros les seguimos a una distancia prudencial, aún así recibimos de vez en cuando algunas miradas de desdén.
A pesar de ser novatos con los crampones, avanzamos cómodamente y con seguridad sobre la capa helada. En pocos minutos hemos cruzado el glaciar y estamos sobre el Collado de Coronas, empiezan a alternarse tramos con y sin hielo, por lo que nos despojamos de los crampones y continuamos a bota, nos queda un último desnivel de unos 200 metros hasta hacer cumbre, y aunque estamos cansados lo hacemos a buen paso. Adelantamos a la cordada francesa y llegamos solos a una pequeña planicie que parece la ansiada cima. 

Atravesando el Glaciar del Aneto

Atravesando el Glaciar del Aneto

Atravesando el Glaciar del Aneto
Pero no lo es, a continuación de ésta nos encontramos con el mítico Paso de Mahoma. Se trata del último obstáculo antes de tocar cima, un estrecho paso rocoso de unos 25 metros, muy aéreo y vertiginoso ya que a ambos lados hay elevados precipicios.
Recibe este nombre debido a la tradición musulmana que cuenta que el acceso al paraíso debe hacerse a través de un paso tan estrecho como el filo de una cimitarra. Obviamente, conocíamos este último escollo, y sabíamos que es uno de los lugares donde más accidentes se producen de todo el Pirineo, así que sin pensarlo mucho más, empezamos a cruzar. Las condiciones no son las mejores, la niebla no permite que veamos el final del paso, las rocas están muy húmedas y avanzamos con mucha precaución, en algunos casos debemos progresar a horcajadas con el riesgo de algún desequilibrio, por contra nos da seguridad que los agarres son buenos y siempre hay un lugar donde afianzar las botas. Tras unos cuantos metros conteniendo la respiración hemos cruzado el Paso de Mahoma (que hace honor a su fama) y tras 5 horas y media de ascenso, estamos al fin frente a la Cruz del Aneto, con el vértice geodésico justo detrás.
Paso de Mahoma

Atravesando el Paso de Mahoma


Cumbre del Aneto

Cumbre del Aneto
Cumbre del Aneto

Tras las preceptivas fotos, comenzamos a descender, primer paso, volver a cruzar el Paso de Mahoma en sentido contrario. La cordada francesa está en el otro extremo, se han equipado con arneses y  atándose unos a otros para más seguridad, en lugar de esperar a que terminemos de cruzar, empiezan antes, con lo que el último tramo se complica al encontrarnos gente en sentido contrario. Al pasar junto a ellos, nos dedican una última mirada de desaprobación, se ve que no les sentó bien que finalmente hiciésemos cumbre antes que ellos.... en fin, Au revoir!

Descendemos hasta el collado de Coronas, la niebla se ha levantado y nos permite ver el impresionante paisaje que se nos negó antes. Ahora vemos el Pico de Coronas, los Picos Malditos, la Maladeta y el impresionante Glaciar del Aneto desde su parte más alta. Desandamos el camino y volvemos a pasar por el Portillón Superior camino a la Renclusa. 

Collado de Coronas

Glaciar del Aneto

Glaciar del Aneto

Glaciar del Aneto



Aneto y Pico de Coronas

Aneto, Pico de Coronas y Glaciar del Aneto

Portillón superior de bajada

Aneto, Pico de Coronas y Pico del Medio desde el Portillón Superior
Pasado ese punto se me ocurre una idea "brillante", dejar el sendero y bajar por un canal hasta el barranco de la Maladeta (dicho barranco pasa junto a la Renclusa). Juan se oponía, pero en la canal se veía un sendero abierto por otros montañeros que sugería que podía ser un camino alternativo más rápido. Insistí y finalmente bajamos hacía el barranco, los primeros metros fueron bien y avanzamos rápido, pero pronto el sendero se diluyó y dio paso a un lecho de enormes cascotes graníticos que dificultaban el paso. En ese momento tuve la certeza de que me había equivocado y vino a mi una frase de El Señor de los Anillos: "los atajos cortos traen largos retrasos", y así fue, a las 18:30 llegamos a la Renclusa tras 6 horas de descenso (sí, habíamos tardado media hora más en bajar que en subir...!), la cara de Juan resumía a la perfección la aventura barranquil. 

 Salbaguardia y Portillón de Benasque desde la Cresta de los Portillones

La Renclusa

Llegando a la Renclusa

Si las miradas matasen....

Nos detuvimos unos minutos en el refugio, pero pronto continuamos hasta la Besurta, donde cogimos el bus que nos llevaba hasta los Llanos del Hospital, allí estaba esprándonos el coche. Debíamos apresurarnos porque era muy tarde cuando llegábamos a Benasque y no teníamos lugar donde dormir. 

El parte decía que esa noche llovería, así que cambiamos nuestro habitual plan de alojamiento (tienda), por algo más sólido. Llamamos al cercano Hostal Parque Natural, que tenía habitaciones, y nos alojamos allí, resultó un acierto.

Cansados pero satisfechos dormimos de tirón sin ningún objetivo ni despertador. El día siguiente lo dedicamos a pasear para soltar piernas. Decidimos hacer el sendero Geomorfológico del Forau de Aigualluts, para lo cual repetimos el inicio de la ruta del día anterior, Plan del Hospital + Autobús a la Besurta, allí bajamos y continuamos a pie, pero en lugar de torcer al sur como cuando fuimos a la Renclusa, seguimos el cauce del río Ésera hacia el este, hasta la zona de Aigualluts.

Plan del Hospital



Descubrimos el impresionante Forau de Aiguallut, un espectacular sumidero natural por el que desaparecen las gélidas aguas de los glaciares cercanos (Aneto, Tempestades, Barrancs, etc) para reaparecer a unos 3.5 km en Artiga de Lin, Valle de Arán !! Y es que sorprendentemente, estas aguas, tras este imprevisto periplo subterráneo, acabarán en el Garona y desembocando en el Atlántico, quien lo diría...

Plan de Aigualluts

Forau y Tuca de Aigualluts

Forau d'Aigualluts

Forau d'Aigualluts

Forau d'Aigualluts

A escasa distancia del Forau, está el Salto de Aiguallut, una pequeña pero bella cascada con las espaldas bien cubiertas, con la Tuca de la Escaleta o Aigualluts justo detrás y el Aneto y su Glaciar al fondo. Un lugar para enmarcar.
Tuca y Salto de Aigualluts

Tuca y Salto de Aigualluts


Tuca y Salto de Aigualluts con el Aneto de fondo
Salto de Aigualluts con el Aneto de fondo


Salto de Aigualluts

Plan y Tuca de Aigualluts.  Aneto

Esa misma tarde, decidimos darnos una vuelta por el Sendero Botánico de la Gorgas de Alba, un bonito lugar con riachuelos y cascadas y con paneles explicativos de la flora del lugar. El lugar está muy cerca del Plan de Turpí y el Hostal Baños de Benasque, a medio camino entre Benasque y los Llanos del Hospital. Esa noche nos desplazamos hasta la cercana población de Chía a darnos la tradicional cena-homenaje post 3000, allí nos recibe el dueño del Restaurante Chongastán, con un memorable menú.


Sendero botánico de las Gorgas de Alba


Sendero botánico de las Gorgas de Alba

Sendero botánico de las Gorgas de Alba

Sendero botánico de las Gorgas de Alba

Sendero botánico de las Gorgas de Alba

Sendero botánico de las Gorgas de Alba

El día siguiente es el que volvemos para Alicante, esa mañana la solemos dedicar a hacer alguna actividad de deporte-aventura, pero este año acordamos cambiarla por un baño reparador. Así que acudimos a los Baños de Benasque, una famosa instalación que ofrece una amplia gama de servicios con la aguas termales que allí afloran como reclamo. 

Para acceder a la instalación atravesamos el Plan de Turpí y subimos por una revirada carretera, ya que el hostal-balneario se encuentra a unos 1700 msnm, al aproximarnos vemos entre los abetos un sobrio edificio gris con tejado de pizarra y ventanas de madera, la comparación con "El Resplandor" es justa y necesaria...


Al entrar a las instalaciones vemos que el paralelismo con el Hotel de Kubrick no acaba en el exterior... espeluznante. 

No obstante a pesar de lo vetusto de las instalaciones, el lugar tiene su encanto y las vistas son sencillamente espectaculares. Preguntamos por los servicios y nos ofrecen varios, nos decantamos por el jacuzzi de aguas termales (habíamos leído de los poderes antiinflamatoirios de estas aguas), aunque el formato no es el que esperábamos... Una chica nos acompaña por los entresijos del hostal hasta que llegamos a un pasillo con varias puertas y agua por el suelo, abre una de las puertas y dentro hay un gran jacuzzi vacío unas perchas en la pared y poco más, cuando se marcha nos espeta: "Por favor, quitad el tapón al terminar", creo que el uso que queríamos darle nosotros al jacuzzi es distinto al habitual...

En fin, llenamos la bañera y disfrutamos de una baño reparador, nuestras maltrechas y operadas rodillas estaban al límite y la sesión de aguas termales nos vino genial. 

Comenzamos el camino de vuelta, pero antes de dejar el Valle de Benasque, nos damos una vuelta por el Camino del Solano, un camino que en lugar de discurrir junto al lecho del Ésera, lo hace a media ladera del Pico Gallinero y atraviesa un buen número de pequeños y pintorescos pueblos montanos (Eresué, Liri, Ramatsué...).

Ramatsué

Liri
En Castejón de Sos recuperamos la ruta que seguimos a la ida y vamos desandando el camino hacia el desierto alicantino. Volveremos!






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