viernes, 10 de septiembre de 2010

Sierra Nevada 2010: Mulhacén desde Trevélez

A finales de Julio, Juan y yo habíamos vuelto a Pirineos, subimos a la Brecha de Roldán, y visitamos el Cañón de Añisclo y la Garganta de Escuaín, pero técnicamente no habíamos subido ningún tres mil. Decidimos cambiar eso y en Septiembre nos desplazamos hacia Sierra Nevada, con el objetivo de subir el techo de la Península, el Mulhacén.

Nos inclinamos por la ruta desde Trevélez y el viernes 10 por la tarde, llegábamos  a esta localidad de la Alpujarra Granadina. Nos instalamos en un camping a las afueras del pueblo. Montamos la tienda, cenamos, y pronto nos fuimos a dormir, el día siguiente iba a ser duro.

Nos despertamos pronto después de haber pasado algo de frío y no haber dormido demasiado. Fuimos hasta el pueblo y desayunamos en el único bar abierto. Hicimos algo de tiempo hasta que abrieron los comercios, compramos algo para comer durante la subida y, bien entrada la mañana, empezamos la ruta.

Trevélez
Salimos del pueblo por una calle hormigonada y con estrías horizontales para evitar resbalones, la pendiente era muy acusada, eso ya apenas cambiaría en todo el día. A pesar de que estamos casi a mediados de Septiembre y que partíamos de casi 1500 msnm, hacía bastante calor. 
Lagarto ocelado (Timon lepidus) a las afueras de Trevélez
Seguimos un sendero que discurría junto a una acequia, atravesamos un pequeño bosquete con pinos dispersos y fuimos ganando altura, al girarnos pudimos ver el valle donde se encajonaba el pueblo de Trevélez. 




A unos 2400 metros empezaba a escasear el arbolado y nos adentramos en "la Campiñuela", zona que marca un límite para la vegetación aquí desaparece el arbolado, que es sustituido por arbustos almohadillados y pastos, vimos varios cortijos diseminados. El paraje es atravesado por el Río Culo de Perro, al cual nos pegamos para remontar junto a él el último tramo, así llegamos a "las Chorreras", conjunto de cascadas por las que resbala el agua procedente de las Siete Lagunas. 



La Campiñuela
Las Chorreras
Superado este último escollo, estamos ante un bello espectáculo, el circo glaciar de las Siete Lagunas, con la Laguna Hondera en primer término, como si saliera a recibirnos. Al fondo el Mulhacén y la Alcazaba cierran un encuadre perfecto.
Laguna Hondera, Peñón del Globo, Puntal de Siete Lagunas y Alcazaba

Paramos a reponer fuerzas y comer, llegar hasta allí fue bastante duro, estábamos a unos 2900 metros de altura y habíamos superado ya más de 1400 de desnivel y con el Sol apretando.

Pero aún nos quedaban otros 600 metros hasta hacer cumbre, así que pronto nos pusimos en marcha y nos dirigimos hacia la Cresta del Resuello cuyo tramo inicial tiene una pendiente considerable. Enseguida siento que algo no va bien, soy incapaz de recorre más de 10 metros sin detenerme, estoy sin energía y avanzo como alma en pena y con un esfuerzo titánico, aún así apenas avanzamos y el tramo final se hace eterno. Aunque no soy ningún portento montañil, nunca había sufrido una pájara semejante, lo del "Tío del Mazo", que diría Perico Delgado, se quedaba corto ante el semejante colapso físico al que me enfrentaba. 


Desgraciadamente no había vuelta atrás. nuestra idea era hacer noche en el Refugio Poqueira, por lo que debíamos hacer cumbre y descender por la otra vertiente (la Oeste), donde estaba situado el refugio. Así que armado de paciencia y orgullo, fui avanzando penosamente, hasta la cumbre, fue una lástima no poder disfrutar del último tramo del ascenso, (como una gran cumbre como ésta se merecía...) por no mencionar el aburrimiento que soportó Juan, que iba como una moto y tuvo que esperarme (como siempre...).

Cumbre del Mulhacén

Cumbre del Mulhacén
Cumbre del Mulhacén
Tras las merecidas fotos en cumbre, comenzamos el descenso por la cara oeste, la tarde era apacible y agradable, pero no podíamos perder más tiempo y todavía teníamos un buen trecho hasta el refugio. Bajando me repuse totalmente del bajón físico y así, a última hora de la tarde llegamos al Refugio de la Poqueira. 

Para colmo el refugio estaba lleno y nos tocó dormir en el suelo (menos mal que era de madera...), eso sí, eso no nos eximió de pagar la cuota completa como si hubiésemos dormido en la mejor de las camas...

Al día siguiente sólo nos quedaba volver al origen, nos levantamos pronto y salimos por la pista forestal que daba acceso al refugio y la seguimos en dirección sureste, el sendero iba subiendo buscando el Alto del Chorrillo. De ahí nos dejamos caer por la ladera este buscando las vaguadas que van a dar a Trevélez, un descenso zigzagueante y rompepiernas de unos 1200 metros para acabar uniéndonos con el Río Chico, que conduce sus aguas a través de las calles del pueblo jamonero.

Sin apenas tiempo para asimilar la paliza que nos habíamos dado en tan poco tiempo, emprendimos camino de regreso, aún teníamos un buen trecho de coche hasta Alicante. Algún día volveremos a esta ruta con más tiempo, para disfrutarla como se merece.

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